jueves, 5 de febrero de 2009

INTIMOSCOPIO--PANÓPTICO


Dentro de las limitaciones de formato que las bases del concurso imponían, he intentado conectar la idea del INTIMOSCOPIO con la idea de Panóptico de Bentham.

EL PANÓPTICO

Las nuevas maneras de mirar durante el siglo
XIX suponen un proceso de progresiva transparencia del mundo. Se
pasa de un mundo en sombras a un mundo en luz, no como consecuencia
de la iluminación de las ciudades, sino como consecuencia de un cambio en
la concepción del mundo. En el mundo previo a la ciencia, es decir,
medioevo, gótico y barroco, hasta el siglo XVIII, todo cae bajo el ojo
inexorable de Dios. En cambio, a partir del siglo XVIII, la ciencia es el
paradigma de la explicación del mundo, la ciencia descomplejiza el
mundo caótico. Las ciencias intentan poner orden, convierten el caos en
orden, lo cual supone sacar todo a la luz, se hace creer que todo es
conocible y conocer está relacionado con la visión. Conocer el mundo es
ver el mundo. Es hacerlo transparente. Recordemos la serie de televisión
CSI, en la que parece que de manera científica se puede averiguar, conocer,
ver todo. El cuerpo humano es transparente, esto es posible gracias a la
creación de tecnologías como la ecografía, la radiografía, la endoscopia,
etc., y todo esto ha llegado hasta hoy.
La mejor metáfora de representación de esa transparencia, del paso
de un mundo oscuro a un mundo lumínico es “El panóptico” Se trata de un
nuevo sistema de encarcelamiento que fue propuesto por Jeremy Benthan
(teórico del derecho) que supone un cambio en el sistema penitenciario, el
cambio de encarcelamiento por mazmorras al sistema de encarcelamiento
abierto y vigilado o panóptico. En al película “La máscara de hierro” se ve
que a los presos se los encierra en mazmorras, lugares oscuros con una
puerta blindada, en la que al preso se lo aparta de la sociedad y del contacto
con cualquier otro individuo. El preso está oculto. Se le pasa la comida por
debajo de la puerta. En el sistema panóptico se trata de hacer al preso
visible. Se trata de una construcción con las celdas dispuestas en
semicírculo, completamente visibles, alrededor de un torreón central.
Todos y cada uno de los reclusos se encuentran a la vista, a la luz del
vigilante que se encuentra en el torreón central. De este modo el recluso
permanece siempre vigilado. Para M. Foucault, según su obra “Vigilar y
castigar” con el sistema penitenciario ocurre igual que con la sociedad. Lo
malo, si está controlado no ha de aparecer o estar oculto. Al preso no hay
que castigarlo o torturarlo, solo hay que castigarlo o vigilarlo. El centro
vigilante se asemeja a un centro fálico, en el que está el vigilante como
símbolo de control. El preso sabe que hay un vigilante pero desconoce en
cada momento si el vigilante le está mirando, e incluso si hay o no vigilante
realmente, pero tiene la sensación de estar vigilado permanentemente,
como objeto de la visión del otro. Aparentemente nada está pasando. Para
Focault esto también ocurre para los ciudadanos, la sociedad nos controla
mediante un tipo semejante de vigilancia. Es parecido a un “Gran
hermano” Ocurre con las cámaras de los cajeros automáticos de los bancos,
con las de los supermercados, con los sistemas de seguridad de las
viviendas. Pensamos que nos pueden ver, que alguien nos mira, hemos
interiorizado que alguien nos mira. Se trata de que vivímos en un mundo
vigilado (vigilancia en las calles). Esta vigilancia se lleva a cabo
presuntamente para nuestra seguridad, pero en realidad estamos en una
sociedad vigilada.
Todo ello se plantea bajo la perspectiva de transparencia panóptica.
Este sistema solo es válido si el recluso considera que no existe un solo
punto ciego.
En relación a todo este esquema subyace la idea de “control” Esta
lógica se inicia a lo largo del siglo XIX. Frente a este esquema, el arte, la
pintura y el propio Foucault presentan maneras de resistencia al panóptico.

JUSTIFICANTE SEUR



Fotografías del justificante de la agencia de transportes.

CONCURSO DE MINICUADROS

GUANTÁNAMO


Las reglas y procedimientos que rigen los juicios ante las comisiones militares en Guantánamo no son conformes con el derecho internacional. El sistema es defectuoso desde su base, y debe ser abandonado.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, firmó la entrada en vigor de una ley que, entre otras cosas, autoriza al presidente a convocar comisiones militares para juzgar a ciudadanos extranjeros a los que el gobierno estadounidense considera “combatientes enemigos ilegales”.

Los juicios en virtud de la ley no cumplen las normas internacionales. Por ejemplo, esta legislación:

* autoriza juicios ante comisiones militares que no son independientes de las ramas del gobierno que han autorizado y aprobado violaciones de derechos humanos contra quienes comparecerán como acusados;
* permite que las comisiones militares admitan como prueba información obtenida mediante trato cruel, inhumano o degradante y otras prácticas ilegítimas;
* limita el derecho de los acusados a ser representados por un abogado de su elección;
* discrimina sobre la base del origen nacional. Los ciudadanos estadounidenses acusados de los mismos delitos serían juzgados por tribunales que aplican otras normas;
* permite al gobierno pedir y obtener condenas de muerte tras juicios injustos.

Incluso aunque un detenido sea absuelto por una comisión militar, puede ser devuelto a la custodia militar como “combatiente enemigo”, si así lo decide el gobierno.

Con la toma de posesión, el pasado enero, del nuevo presidente de EE.UU. se abre una puerta a la esperanza de que el país de la libertad deje de saltarse los derechos humanos a su antojo.

Los artistas debemos adoptar una actitud crítica con el hecho y reflejar nuestra oposición a las torturas y vejaciones que se están cometiendo en nombre de la libertad.